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Los salones de juego se extienden por los barrios humildes. Un proyecto de prevención de la ludopatía juvenil enseña a los jóvenes de barrios trabajadores los peligros del juego y de los salones, bingos, y máquinas de apuestas en los bares que se han asentado en la zona de la Saidïa, en València

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«Las casas de apuestas están buscando un perfil de 15 a 25 años. Es la misma estrategia que usaban las tabacaleras en el pasado. Si conseguían que un chaval de 16 probara un cigarrillo seguramente iba a seguir fumando toda la vida. Las casas de apuestas son muy conscientes de que lo que ofrecen es adictivo, por eso buscan gente joven», explica Luis Miguel Real, psicólogo especializado en adicción al juego. 

Todos los centros educativos tienen una casa de apuestas a menos de 850 metros, el máximo que fija la ley valenciana del juego. Es más, la gran mayoría de estas salas de juego, bingos, o máquinas de apuestas deportivas en bares se sitúan a menos de 300 metros. 

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